04 octubre 2007

Dos vidas para el bien de Escocia

Firma invitada: José David López (Periodista Goal.com elenganche.blogspot.com)

Libreville y Melbourne son dos ciudades totalmente opuestas. Una es la capital de la depauperada Gabón mientras la otra es la ciudad con mejor calidad de vida del mundo. La primera fue centro de la esclavitud americana. La aussie, siempre ha vivido gracias a sus colonos. Ambas, pese a su singular disparidad y asimetría, tienen en común un dato, el haber levantado al fútbol escocés, al menos, un día.
Daniel Cousin nació en Libreville y su ahora rival católico, Scott McDonald, lo hizo en Melbourne. Los dos delanteros fueron clave en la exitosa e histórica jornada del fútbol escocés en la Champions.
El del Rangers se vengó de un Lyon al que nunca anotó ni venció en su etapa como delantero del Lens. El caso del ex del Motherwell es especial porque, además, llegó este verano entre la repulsa de su nueva afición, que aún recordaba que en 2005, un gol suyo en la última ornada liguera, le otorgó el título al Rangers. Ahora es héroe porque logró un tanto para los anales del club. Ese gol supone la primera victoria del Celtic sobre el Milan en Europa, ya que en sus siete duelos anteriores, los británicos salían con saldo negativo.
Casi tres décadas han tenido que pasar para que Escocia volviera a pegar fuerte en el escenario europeo. No tiene aún comparación, pero desde la revolución de los 80, los gaélicos no vivían algo parecido. Por entonces, el Aberdeen se imponía al Madrid en la Recopa o el Dundee hacía lo propio ante Barcelona, PSV o Moenchengladbach. Además, más allá de que Rangers y Celtic hayan dado un pequeño paso al frente, la selección escocesa está en un momento dulce que contrasta con el hundimiento reinante en las últimas décadas.
Ahora, las estrellas no conocen la verdadera cultura escocesa, no entenderían el porqué de las pugnas religiosas ni del intento de independentismo que arrastra en el país a cada vez más adeptos, pero si se trata de perpetuarse en el estilo arcaico y convencional de su fútbol, la adaptación de cada una de ellas bien les vale un hueco en el Salón de la Fama.

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